jueves, 11 de diciembre de 2008

REALIDADES

REALIDADES

A... Mi ....Princesa
En el dulce reposo de la tarde
cuando al ponerse el sol en occidente
su luz dorada, de la vida fuente,
como una hoguera en los espacios arde,
o de la noche en el silencio umbrío
cuando la luna con fulgor de plata
alumbra a trechos el sonante río
y en sus límpidas ondas se retrata,
entre las sombras de la vida hay horas
en que la realidad que nos circuye
a detener el ímpetu no alcanza
de nuestra alma que a lo lejos
huye y a la región de lo ideal se lanza...


Y entonces cuando pienso
en tus amores nuestras
dos vidas deslizarse veo
no cual la realidad que aja
sus flores sino cual la ilusión de tu deseo.


No por las conveniencias separados,
soñando tú conmigo, yo en tus sueños,
sino juntos los dos en los collados
de la Arcadia risueños;
asidos por las manos a lo lejos
buscando el fin de la campiña
amena a los pálidos rayos de la luna.


O del ardiente sol a los reflejos,
dejando transcurrir una por una
las no cantadas horas venturosas
que no mancha la sombra de una
.. pena libando amor... y deshojando rosas...


Del verdor y del musgo en lo
sombrío ocultos en lo ignoto del boscaje
radiante aún de gotas de rocío..
de virgen fuerza y de vigor salvaje;
sentados a la orilla del torrente
ú escuchando los ecos del follaje
yo acariciando -trémula la mano-
... tus rizos al caer sobre tu frente......


Otras veces trayendo a la memoria
los fantasmas de un tiempo ya pasado
junto con ellos cual sencilla historia
Los ideales de tu amor soñado...
Y es entonces un gótico castillo
de altivas torres de musgosas piedras
... en cuyo muro gris crecen las hiedras
teatro de nuestro amor santificado.


Y en reducida y perfumada estancia
cuyos tapices abrillanta y dora
el fuego de la antigua chimenea,
juntos los dos oímos a distancia
diciéndonos protestas de ternura...
la voz del agua que al perderse
llora y el viento que en los árboles...
cimbra entre el silencio de la noche oscura.


O en frágil barca en plácida mañana
de lago azul flotando en los cristales
con la mirada errantes contemplamos
el cielo, la ribera, los juncales, y las nieblas
que inciertas, vaporosas, van a perderse
en la región lejana como se pierde
la esperanza humana o el postrimer
............ aroma de las rosas.


Mas cuando el alma en sus ensueños flota,
la realidad asoma de improviso
no más resuena la encantada nota...


Brotan espinas de la rosa brota,
y en crüel se torna el paraíso.
Vuelvo a mirar... y pienso que
nacimos para vivir por siempre separados,
que no es una la senda que seguimos...
y que la lumbre que cercana vimos
... fue visión de tu amor y tus cuidados.
Y al comparar la realidad penosa
con los paisajes de ideal que miro
en el fondo del alma lastimosa...
para tu dulce amor... -niña piadosa-
para tu dulce amor... surge


Autora:
AnaMaria Barrios Escobar


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El Peregrino

Sentado en una piedra del camino,
y como presa de pesar tremendo,
una tarde cantaba un peregrino
una canción que me quedó doliendo.
Una canción que el alma me penetra
como un escalofrío, una balada
rebosante de hiel: triste es su letra,
pero es mucho más triste su tonada.
El sol iba a morir. Un rojo lampo
de su luz, como un luengo hilo de seda,
se enredaba en los árboles del campo
y sangraba en la frente de Aeda.
Lleguéme al trovador desconocido,
y emocionado preguntéle: ¿en dónde
aprendiste ese canto tan sentido
que a mi clamor parece que responde?
y él contestóme con acento blando,
con un acento musical: Os digo
que lo aprendí no sé dónde ni cuándo
porque, a decir verdad, nació conmigo.
Ese canto en mi ruta es mi alegría:
refresca mi fatiga y mi quebranto;
cuando a hablar comencé... ya lo sabía,
y desde entonces sin cesar lo canto.
De mi orquesta interior él es un eco
que hago sonar en la tardina calma,
y que al salir por el oscuro hueco
de mi boca glacial, me alivia el alma.
Con él recorro el mundo paso a paso,
y siempre en los parajes campesinos,
me gusta, cuando el sol baja a su ocaso,
cantarlo en la quietud de los caminos.
¿Quién eres?, pregunté. Y él dijo:
-El viejo camarada mejor del Desengaño,
nunca a los hombres de acercarme dejo,
y aunque ellos no me ven... los acompaño.
Yo soy el acicate, soy el grito
que se escapa del labio moribundo,
el ay! que repercute en lo infinito,
el verdadero emperador del mundo.
Yo elevo los espíritus, yo arranco
del humano fangal los corazones,
y purifico en el incienso blanco
que arde en mi pecho, todas las pasiones.


Gloria soy de los mártires; sus nombres
viven por mí; yo pongo los cilicios,
yo atormento la carne de los hombres
soy el padre de todos los suplicios.
Yo doy alas al genio, fuerza al justo,
esperanzas a todos los anhelos;
por mí, solo por mí, subió el Augusto
Redentor desde el Gólgota a los cielos.-
El rapsoda calló. Yo lo miraba.
Entre una nube de melancolía;
su corazón como bullente lava
a través de su pecho se encendía.
Su frente era muy blanca, su mejilla
honda, muy honda, sus cabellos canos;
de ébano y oro -excelsa maravilla-
columpiaba una cítara en sus manos.
Como dos claros pozos de tranquilas aguas
en cuencos de marmórea roca,
se remansaba el llanto en sus pupilas
sobre el rictus amargo de su boca.
Aquel hombre... ¿quién era? ¿Acaso un loco?
-¿Te llamas?, pregunté, y el peregrino:
-Soy el dolor-, me dijo, y poco a poco
se alejó en las revueltas del camino.
Marchó de cara al moribundo día,
hacia el lejano resplandor postrero,
y a manera de sol que se moría,
su planta iba sangrando en el sendero.
Abrió la noche su portal; los astros
comenzaron a hervir y un gran lucero
lloró su luz sobre los tibios rastros
del muerto sol y del senil viajero.
Pronto la luna apareció, serena,
sobre un picacho de la curva andina,
y una lechuza desgranó su pena
desde el roto esqueleto de una encina.
¡Allí quedéme estático y suspenso,
sin saber de mí nada; al otro día
pensé en el peregrino, y en él pienso
a través de los años todavía!
Autora:
ANA MARIA BARRIOS



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AMOR Y MUERTE

Ruge el mar, y se encrespa y se agiganta;
la luna, ave de luz, prepara el vuelo
y en el momento en que la faz levanta,
da un beso al mar, y se remonta al cielo.

Y aquel monstruo indomable,
que respira tempestades,
y sube y baja y crece,
al sentir aquel ósculo, suspira...¡
y en su cárcel de rocas... se estremece!

Hace siglos de siglos, que, de lejos,
tiemblan de amor en noches estivales;
Ella le da sus límpidos reflejos,
él le ofrece sus perlas y corales.

Con orgullo se expresan sus amores
estos viejos amantes afligidos:
ella le dice "¡te amo!" en sus fulgores,
y él prorrumpe "¡te adoro!" en sus rugidos.

Ella lo duerme con su lumbre pura,
y el mar la arrulla con su eterno grito
y le cuenta su afán y su amargura
con una voz que truena en lo infinito.

Ella, pálida y triste, lo oye y sube,
le habla de amor en su celeste idioma,
y, velando la faz tras de la nube,
le oculta el duelo que a su frente asoma.

Comprende que su amor es imposible,
que el mar la copia en su convulso seno,
y se contempla en el cristal movible
del monstruo azul, donde retumba el trueno.

Y, al descender tras de la sierra fría,
le grita el mar: "¡En tu fulgor me abraso!
¡no desciendas tan pronto, estrella mía!
¡estrella de mi amor, detén el paso!

¡Un instante mitiga mi amargura,
ya que en tu lumbre sideral me bañas!
¡no te alejes!... ¿no ves tu imagen pura,
brillar en el azul de mis entrañas?"
Y ella exclama, en su loco desvarío:

"¡Por doquiera la muerte me circunda!
¡Detenerme no puedo monstruo mío!
¡Compadece a tu pobre moribunda!

Mi último beso de pasión te envío;
¡mi postrer lampo a tu semblante junto!...
"y en las hondas tinieblas del vacío,
hecha cadáver, se desploma al punto.

Entonces, el mar, de un polo al otro polo,
al encrespar sus olas plañideras,
inmenso, triste, desvalido y solo,
cubre con sus sollozos las riberas.

Y al contemplar los luminosos rastros
del alba luna en el obscuro velo,
tiemblan, de envidia y de dolor,
los astros en la profunda soledad del cielo.

¡Todo calla!... el mar duerme,
y no importuna con sus gritos
salvajes de reproche;
y sueña que se besa con la luna
¡en el tálamo negro de la noche!.

Publicado Por:
Ana Maria Barrios Escobar

BLOG DE ANIS POESIAS


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QUE ES EL VERSO?

El verso es vaso santo.
Poned en él tan sólo,
MM... Un pensamiento puro,
En cuyo fondo bullan hirvientes las imágenes
Como burbujas de oro de un viejo vino oscuro!
Allí verted las flores que en la continua lucha,
MM... Ajó del mundo el frío,
Recuerdos deliciosos de tiempos que no vuelven,
Y nardos empapados en gotas de rocío
Para que la existencia mísera se embalsameMM
Cual de una esencia ignota
Quemándose en el fuego del alma enternecida
De aquel supremo bálsamo basta una sola gota!

Publicado por:
AnaMaria Barrios E

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TRISTESA PROFUNDA



EN MEMORIA DE MI HERMANO RAFAEL RAMON BARRIOS ESCOBAR

Tristeza Profunda

Tristeza Profunda. La tarde es gris y la tristeza
Del cielo se abre para recibir a mi hermano que ha muerto.
Tiene mi corazón un llanto de princesa
Olvidada en el fondo de un palacio desierto.

Que tristeza tan profunda –Mi hermano ha muerto y nunca regresara
Como podre vivir de su recuerdo y porque se fue.
(En mi cabeza atribulada no puedo entender por qué El???
Primero mi hermanita y ahora El.)

Sin embargo en mis ojos una pregunta existe
Y hay un grito en mi boca que mi boca no grita.
¡No hay oído en la tierra que oiga mi queja triste
Abandonada en medio de la tierra infinita!

Se muere mi hermano y no hay nada que hacer, que… agonía
Que tristeza, sin nada que Yo pueda hacer
Agoniza mi hermano y solo puedo acariciar sus manos y pies,
La muerte ronda alrededor de su lecho…y Yo sin nada que pueda hacer

Y por la vastedad del vacío van ciegas
Las nubes de la tarde, como barcas perdidas
Que escondieran estrellas rotas en sus bodegas.
Y la muerte de mi hermano ahora es una realidad

Qué tristeza tan profunda hermano te has ido para siempre y nunca volverás
Qué tristeza tan grande me duele el corazón,
Hermano me has dejado un vacio en mi vida que nunca se llenara
Porque la muerte tuvo que llevarte Sin compasión ninguna,
Qué tristeza tan profunda deja tu vacio en nuestro corazón.


AUTORA: 
ANA MARIA BARRIOS ESCOBAR
AGOSTO 16 DE 2008

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SOLEDAD

Soledad

Tiene instantes de intensas amarguras
la sed de idolatrar que el hombre agita,
del supremo Señor la faz bendita
ya no ríe del cielo en las alturas.
Qué poco logras, Fe, cuando aseguras
término a su ansiedad,, que es infinita
y otra vida después do resucita
y halla, en un mundo mejor, horas más puras!
Sin columna de luz, que en el desierto
guíe su paso a punto conocido,
continua el cruel peregrinaje,
para encontrar en el futuro incierto
las soledades hondas del olvido
tras las fatigas del penoso viaje.
II
¿El pensamiento humano? No sonrías
si al llegar, las nociones verdaderas
a polvo imperceptible de Quimeras
reducen tu ilusión, con manos frías.
Deja las peligrosas fantasías
y busca en perfumadas primaveras
todo el supremo bienestar, que esperas
del Cielo que prometes o que ansías.


Publicado Por
Ana Maria Barrios Escobar
Noviembre 18 de 2008


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miércoles, 10 de diciembre de 2008

UNA NOCHE

Una noche toda llena de perfumes,

de murmullos y de músicas de alas,
Una noche,
En que ardían en la sombra nupcial y húmeda las luciérnagas fantásticas,
A mi lado, lentamente, contra mí ceñida toda,
Muda y pálida
Como si un presentimiento de amarguras infinitas,
Hasta el más secreto fondo de tus fibras te agitara,
Por la senda florecida que atraviesa la llanura
Caminabas,
Y la luna llena
Por los cielos azulosos, infinitos y profundos esparcía su luz blanca,
Y tu sombra
Fina y lánguida,
Y mi sombra...
Por los rayos de la luna proyectada
Sobre las arenas tristes
De la senda se juntaban
Y eran una...
Y eran una¡
Y eran una sola sombra larga!
¡Y eran una sola sombra larga!
¡Y eran una sola sombra larga...!
Esta noche Sola; el alma
Llena de infinitas amarguras y agonías de tu muerte,
Separada de ti misma, por la sombra, por el tiempo y la distancia,
Por el infinito negro,
Donde nuestra voz no alcanza,
Sola y muda
Por la senda caminaba...
Y se oían los ladridos de los perros a la luna,
A la luna pálida
Y el chirrido de las ranas...
Sentí frío.
Era el frío que tenían en la alcoba
Tus mejillas y tus sienes y tus manos adoradas,
Entre las blancuras níveas
De las mortuorias sábanas!
Era el frío del sepulcro, era el frío de la muerte,
Era el frío de la nada...
Y mi sombra
Por los rayos de la luna proyectada,
Iba sola,
Iba sola,
¡Iba sola por la estepa solitaria!
Y tu sombra, esbelta y ágil
Fina y lánguida,
Como en esa noche tibia de la muerta primavera,
Como en esa noche llena de perfumes,
de murmullos y de músicas de alas,
Se acercó y marchó con ella,
Se acercó y marchó con ella,
Se acercó y marchó con ella...
¡Oh las sombras enlazadas!
¡Oh las sombras de los cuerpos que se juntan con las sombras de las almas!
¡Oh las sombras que se buscan y se juntan en las noches de negruras y de lágrimas...!

Autora
Ana Maria Barrios
Noviembre 11 de 2007

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