domingo, 27 de octubre de 2019

REIR LLORANDO


JUAN DE DIOS PEZA POEMA REIR LLORANDO



Reír llorando
Viendo a Garrik —actor de la Inglaterra—
el pueblo al aplaudirlo le decía:
—Eres el más gracioso de la tierra,
y el más feliz...
                              Y el cómico reía.

Víctimas del spleen, los altos lores
en sus noches más negras y pesadas,
iban a ver al rey de los actores,
y cambiaban su spleen en carcajadas.

Una vez, ante un médico famoso,
llegose un hombre de mirar sombrío:
sufro —le dijo—, un mal tan espantoso
como esta palidez del rostro mío.

Nada me causa encanto ni atractivo;
no me importan mi nombre ni mi suerte;
en un eterno spleen muriendo vivo,
y es mi única pasión la de la muerte.

—Viajad y os distraeréis.
                              — ¡Tanto he viajado!
—Las lecturas buscad.
                              —¡Tanto he leído!
—Que os ame una mujer.
                              —¡Si soy amado!
-Un título adquirid.
                              -¡Noble he nacido!
-¿Pobre seréis quizá?
                              -Tengo riquezas.
—¿De lisonjas gustáis?
                              —¡Tantas escucho!...
—¿Qué tenéis de familia?
                              —Mis tristezas...
—¿Vais a los cementerios?
                              —Mucho... mucho...

—De vuestra vida actual ¿tenéis testigos?
—Sí, mas no dejo que me impongan yugos:
yo les llamo a los muertos mis amigos;
y les llamo a los vivos, mis verdugos.

Me deja —agrega el médico— perplejo
vuestro mal, y no debe acobardaros;
tomad hoy por receta este consejo
"Sólo viendo a Garrik podréis curaros".

—¿A Garrik?
                    —Sí, a Garrik... La más remisa
y austera sociedad le busca ansiosa;
todo aquel que lo ve muere de risa.

—¿Y a mí me hará reír?
                              —¡Ah! sí, os lo juro,
él sí; nada más él; más... ¿qué os inquieta?
—Así -dijo el enfermo-, no me curo:
¡Yo soy Garrik!... Cambiadme la receta.

¡Cuántos hay que, cansados de la vida,
enfermos de pesar, muertos de tedio,
hacen reír como el actor suicida,
sin encontrar para su mal remedio!

¡Ay! ¡Cuántas veces al reír se llora!
¡Nadie en lo alegre de la risa fíe,
Porque en los seres que el dolor devora
el alma llora cuando el rostro ríe!

Si se muere la fe, si huye la calma,
si sólo abrojos nuestra planta pisa,
lanza a la faz la tempestad del alma
un relámpago triste: la sonrisa.

El carnaval del mundo engaña tanto,
que las vidas son breves mascaradas;
aquí aprendemos a reír con llanto,
y también a llorar con carcajadas.






sábado, 26 de octubre de 2019

BODA NEGRA


Boda negra
Oye la historia que contóme un día
el viejo enterrador de la comarca:
era un amante a quien por suerte impía
su dulce bien le arrebató la parca.

Todas las noches iba al cementerio
a visitar la tumba de la hermosa;
la gente murmuraba con misterio:
es un muerto escapado de la fosa.

En una horrenda noche hizo pedazos
el mármol de la tumba abandonada,
cavó la tierra... y se llevó en los brazos
el rígido esqueleto de la amada.

Y allá en la oscura habitación sombría,
de un cirio fúnebre a la llama incierta,
dejó a su lado la osamenta fría
y celebró sus bodas con la muerta.

Ató con cintas los desnudos huesos,
el yerto cráneo coronó de flores,
la horrible boca le cubrió de besos
y le contó sonriendo sus amores.

Llevó a la novia al tálamo mullido,
se acostó junto a ella enamorado,
y para siempre se quedó dormido
al esqueleto rígido abrazado.