sábado, 31 de enero de 2009

Morada Solitaria

Habilidades comprendidas
en versos anhelados
caídas y percepciones
de un tiempo aparentado.

Una vez
aquella amada
de color fue llamada
y quizás nunca supo
que nadie de ella hablaba.

Yo no tengo nombre
para cubrir portadas.

Yo tengo el capitulo
de la invisibilidad
esculpida por la tragedia.

Yo solo soy la piedra
de la verdad dormida
en insultos de carencias.

Dulcemente en publico
amargamente en intimidad
palabras emprenden la llamada
de las moradas turbias del alma.

Yo,
seguidora fiel
amante al alba 
de principios y placer.

Vivo en el olvido y en la falta
de dos llamadas y una caricia
personajes vivos que no actúan
protagonizan su sentido de la vida.

Voy a callar, que tengo una quimera
que he perdido por no calmar
los llantos a la luna
del lobo estepario.

Y allí veo a la luna,
llorando y llorando.
Contando entre sus joyas
las lágrimas que llora.

Morada turbia
es mi poema
mirada tardía
es mi caída.
 
Mi corazón asume
que existía la cobardía.
 
Y así mismo sabe
que las mantas nuevas
guardan nuevo olor
que quien me mata
no vive en mi dolor.

Portadores de ensimismados cuentos
no participéis en este encuentro,
dejarme libre, de ser mujer.

Adornar su alma, de bienes,
ayudarle a conseguir su triunfo.
 
Que no me recuerde así
al visitar su orgullo.

Y si hay cerca un hombre templado,
con buena voz para pedir amor
que venga a mi encuentro,
le estaré esperando.

Tanteando las percepciones
con deseos perfeccionados
cumpliendo aun con el sueño
de guardar verbos y lanzar lamentos.

Por Ana Maria Barrios

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