Boda negra
Oye la historia que contóme
un día
el viejo enterrador de la
comarca:
era un amante a quien por
suerte impía
su dulce bien le arrebató la
parca.
Todas las noches iba al
cementerio
a visitar la tumba de la
hermosa;
la gente murmuraba con
misterio:
es un muerto escapado de la
fosa.
En una horrenda noche hizo
pedazos
el mármol de la tumba
abandonada,
cavó la tierra... y se llevó
en los brazos
el rígido esqueleto de la
amada.
Y allá en la oscura
habitación sombría,
de un cirio fúnebre a la
llama incierta,
dejó a su lado la osamenta
fría
y celebró sus bodas con la
muerta.
Ató con cintas los desnudos
huesos,
el yerto cráneo coronó de
flores,
la horrible boca le cubrió de
besos
y le contó sonriendo sus
amores.
Llevó a la novia al tálamo
mullido,
se acostó junto a ella
enamorado,
y para siempre se quedó
dormido
al esqueleto rígido abrazado.
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